Múltiples estudios han fundamentado que el proceso para aprender a expresar y controlar las emociones comienza durante los primeros cinco años de vida. Es en este periodo en el que implementando educación emocional hacemos una gran diferencia. La manera de enseñar a regular y expresar las emociones comienza cuando comprendemos lo que un niño siente y se lo hacemos saber.
Nuestra institución sostiene un programa de educación emocional en todos sus niveles, considerando fundamental incorporar los aspectos afectivos y emocionales en el proceso de enseñanza – aprendizaje, para otorgar significatividad a los mismos y sostener los pilares de una educación integral.
Es por ello que el equipo de conducción institucional junto a nuestros profesionales de la salud, directivos y docentes abordan instancias de formación continua, fortaleciendo y propiciando instancias saludables de aprendizaje que destaquen las singularidades y fomenten el ser social, generando espacios de comunicación y reflexión para nuestros alumnos y sus familias.
El compromiso con la educación emocional implica cuatro instancias fundamentales: autoconocimiento emocional, regulación emocional, empatía, habilidades sociales y resolución de conflictos. El estímulo, modelado y desarrollo de estas competencias emocionales posibilita dentro del espacio académico potenciar los recursos personales y el bienestar, generar interacciones saludables y vínculos positivos, y potenciar sus posibilidades respecto al aprendizaje.